Yenifer Toro

A lo largo de la historia se ha interpretado la culpa como una señal de que hicimos algo mal, se entiende que la culpa es igual a “pecador” o “malas personas”, al atribuirle este significado genera en nosotros un diálogo interno negativo y de auto desprecio. Pero más allá de todos los conceptos que ha inventado la religión y la sociedad debemos entender que la culpa es una invitación a realinearnos con nuestra integridad y a nuestros valores, es un medio a la reparación y la segunda oportunidad. Esta emoción mal atendida puede generar estados profundos de depresión, ya que como mencioné en el blog de la depresión, vivir constantemente en el pasado pensando en lo que debimos haber hecho diferente solo nos lleva a un agujero emocional del cual, con el tiempo, es cada vez más difícil salir.

Entendamos que la mayoría de las emociones tienen una edad emocional infantil, una manera de abordar la culpa en la terapia es imaginar que tu niño o niña interna está sufriendo ese dolor emocional, pregúntate qué necesita realmente escuchar esa parte de ti? ¿Necesita que la juzgues más y le hagas saber todo lo que hizo mal? O podrías considerar, desde la compasión, que en realidad necesita mensajes de amor y seguridad. Tu diálogo interno determina el curso de tus emociones, tú puedes transformar y neutralizar la energía de las emociones más incómodas al sostener un lenguaje más paternal o maternal contigo mismo/contigo misma. No podemos huir de las emociones, pero podemos neutralizar su efecto en nuestro cuerpo, si reaccionamos juzgándonos y reprimiendo solo hacemos más fuerte aquello que queremos evitar sentir. Te invito a que te digas a ti mismo todo lo que te habría gustado oír cuando eras pequeño y sentías un gran arrepentimiento por algo que hayas hecho.

La culpa es la llave que abre la puerta a la compasión, una vez atendida e integrados sus mensajes, la culpa se disuelve sola. Otro aspecto importante es aprender a elegir significados saludables en todas las áreas de nuestra vida y empezar a tratarnos como si fuéramos nuestro mejor amigo, porque de hecho somos la única persona con la que estamos y vamos a estar toda la vida, por lo tanto, la relación más importante que debes cuidar y cultivar con amor es la que tienes contigo mismo. Sé más amable contigo y con los procesos de la vida, los errores nos llevan a los más grandes aciertos, aprendemos más cuando nos salimos de nuestro centro y volvemos a retomar el camino, pues nos levantamos y retornamos desde la experiencia y el aprendizaje. Abraza tus decisiones del pasado y sigue adelante con amor y sabiduría.

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